"Aquí dentro no hay nanorrobots", me asegura la enfermera cuando se apresta a inocularme. Le creo: si estuviera mintiendo ya habría intentado venderme un paquete de megas o un plan de datos. Se limita a advertirme que podría tener fiebre, cefalea, frío intenso y esas cosas que la vacuna produce en los espíritus sensibles. Como además de eso soy obediente, enrumbo a casa para descansar. En el camino, me entran tres llamadas y me siento como me he sentido toda la vida: estafado. Para colmo, los interlocutores —números equivocados, obviamente— me hablan en vietnamita. Una prueba de que los nanorrobots que ahora corretean como combis por mis venas ni siquiera son Claro o Movistar. Pero no pienso reclamar: justo estaba por cambiar de celu y no pierdo nada probando. Además, a caballo regalado...
Pero a las once de la mañana, entre las docenas de conversaciones telefónicas que mi tuneado cuerpo escucha, capturo una de la vieja insoportable del 2C. Dice que tiene un problema con la señal del cable y que, desde hace un par de horas, el audio de la serie de mafiosos que ve en Netflix, se mezcla con el de Radiomar y Nueva Q. Cuando, media hora después, vienen del servicio técnico para atenderla, opto por salir de casa, para que nadie sospeche de mí. A lo mejor mis poderes hacen feliz a alguien. Iré al parque. Seguro ahí alguien necesite wifi.
[MICRORRELATO]
Wiracocha está pasmado en el sillón de su sala. Aún jadea. Sus manos sudorosas no quieren soltar el mando de la consola, aunque el Game Over titile con sarcasmo, hace rato, en la pantalla. Se pregunta si debe rendirse, poner mejor el FIFA 21, alguna serie en Netflix o salir de ahí (e irse de fiesta, de crucero… ¡qué sé yo qué puede hacer un dios en su retiro!). Pero Wiracocha es necio, picón y no se deja. Acomoda el cojín en su espalda y vuelve a pulsar los botones desgastados, dispuesto a jugar otros doscientos años más.
Este texto quedó 2do. en el I Concurso de Microrrelato del Coloquio de Estudiantes de Literatura de la PUCP, cuya temática debía abordar el bicentenario de la independencia. Más en https://www.facebook.com/coloqliteratura/photos/a.265901930175913/3601113943321345/
Pablo Ignacio Chacón
[CORONARRELATO]
Sábado en la noche. Oigo risas, vasos que chocan, música bailable. Me asomo por la ventana, con el rencor de quien sí respeta cuarentenas. Pero no veo siluetas que se mueven, ni balcones encendidos ni rastro alguno de jarana.
Otra vez están penando las almas de las fiestas.
Pablo ignacio Chacón
[MICRORRELATO]
Aún era temprano cuando los niños regresaron a la carpa. Ya no pude dormir más.
—Papá, ¡alguien ha caído de un avión!
A regañadientes, me dejé guiar por ellos hasta el centro de la playa en donde había un cráter del que sobresalían, como mástiles, dos peludas pantorrillas. Como los dedos de los pies aún se movían, empezamos a cavar para liberar al resto del cuerpo, sorprendidos por la ausencia de sangre o de vísceras desparramadas. Cuando llegamos a la altura de la cabeza, el pobre tipo volvió en sí, tosiendo arena e impregnándonos su hedor a cañazo. Le preguntamos si estaba bien, mientras lo ayudábamos a sacudirse. Entonces gruñó, intentó golpearme y nos acusó de querer robarle. Luego me abrazó y lloró sobre mi hombro, repitiendo el nombre de alguien que "ya no lo quería". Tras darle algunas palmaditas en la espalda y un poco de agua, se calmó y dijo que tenía que marcharse. Lo acompañamos hasta la carretera, en donde estuvo tirando dedo media hora. Aunque pararon algunos carros, ningún chofer quiso llevarlo, no sé si por lo extraordinario de su aspecto o porque nadie sabía cómo llegar hasta la dirección que repetía. Resignado, se puso a caminar por el asfalto, rumbo al sur, arrastrando sus alas rotas y excesivas.
Pablo Ignacio Chacón
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Autor
Pablo Ignacio Chacón
Soy autor de "Los perseguidores" (cuentos) y "Juanito Trapelas" (microrrelatos). En 2017 gané el Concurso de Microrrelatos de la Casa de la Literatura Peruana. Fui finalista en el Concurso Internacional de Cuento Juan Rulfo (2011), el Concurso Bonaventuriano de Cuento de (2015) y dos veces en la Bienal de Cuento Premio Copé (2000 y 2022).
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