A fines del siglo pasado había un lugar en mi pequeño universo en el que los juegos de palabras estaban a la orden del día: la cafetería de letras de la universidad. Jugando a hacer puzzles con el absurdo, algunos de mis amigos y yo a veces matábamos el tiempo entre las clases de Estudios Generales Letras, hablando, literalmente, estupideces, combinando y recombinando palabras e inventándoles significados. Mientras leía algunas de las conversaciones y monólogos de los personajes de Tres Tristes Tigres me resultó inevitable recordarlo (aunque los rocones que los personajes de Guillermo Cabrera Infante dicen en su novela son más agudos que los que nosotros improvisábamos).
Parece una broma. Y lo es. Casi toda la novela se sustenta en el humor, en la tomadura de pelo de unos personajes frente a otros. Pero no es porque su asunto sea cómico...
(...) del gotán, que es el reverso del tango, derivó el barúm que es lo contrario de una rumba y se baila al revés, con la cabeza en el piso y moviendo las rodillas en lugar de las caderas. (Página 226)
Parece una broma. Y lo es. Casi toda la novela se sustenta en el humor, en la tomadura de pelo de unos personajes frente a otros. Pero no es porque su asunto sea cómico...