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Montón de rocas
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De cómo probé el peor sitio de nuestro mejor teatro y de cómo escuché una ópera que no vi. 




Si no quieres gastar mucho dinero para escuchar un concierto en el Gran Teatro Nacional bien puedes comprar un ticket para una de las butacas laterales del cuarto piso, ésas que ofrecen sólo una vista parcial del escenario. Pero si además de escuchar quieres ver, ya no es tan buena idea. La butaca está orientada hacia al frente y tienes el escenario al lado, por lo que para mirarlo hay que girar la cabeza y asomar medio torso sobre la barandilla. Si, para colmo, el espectáculo al que asistes es un ópera en un idioma distinto al tuyo y quieres leer los sobretítulos con la traducción simultánea que se proyectan sobre el escenario, piña, no podrás, porque el armazón que sostiene las luces está ubicado entre tu sitio y los títulos.

Pero, por supuesto, también hay ventajas. Una muy relevante para tipos cascarrabias como yo es que, desde ahí estás prácticamente solo y no tienes que escuchar los atoros, ataques de tos, gorjeos, murmullos, estornudos, risitas y demás linduras a las que son aficionados muchos espectadores de los conciertos de música clásica. Pero la ventaja más clara es que en los espectáculos menos baratos (como por ejemplo éste, el Festival de Ópera Alejandro Granda) en vez de gastarte los 90 soles que te cuesta la butaca en la zona central del cuarto piso (o los 450 de la platea baja, si quieres pagarlos) abonas sólo 30 ... con los bemoles mencionados. No es buena idea si vas a ir acompañado. Pero para los melómanos amarretes (¿no se les ocurre de quién hablo?), no está mal. Más aún si no te quieres perder una puesta en escena de Lucia de Lamermoor, la más famosa ópera de Donizetti, con un elenco bastante competente. En resumen: Algo que bien vale una tortícolis.
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Autor

Pablo Ignacio Chacón

Pablo Ignacio Chacón

Soy autor de "Los perseguidores" (cuentos) y "Juanito Trapelas" (microrrelatos). En 2017 gané el Concurso de Microrrelatos de la Casa de la Literatura Peruana. Fui finalista en el Concurso Internacional de Cuento Juan Rulfo (2011), el Concurso Bonaventuriano de Cuento de (2015) y dos veces en la Bienal de Cuento Premio Copé (2000 y 2022).

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