Nada de lo que veía en su pantalla coincidía con el testimonio de los
espías. Ni era turbia la atmósfera, ni las ciudades bullían de
artefactos humeantes ni los animales salvajes se escondían aterrados.
Convencido de que había sido mal informado, el comandante de la flota
ordenó que las naves replegaran sus cañones y fijaran rumbo al sistema
estelar vecino, en donde esperaba encontrar el planeta corrupto que
buscaba.
Ignorando estos hechos, los humanos aguardaban el final de la cuarentena.
Pablo Ignacio Chacón, 2020
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